De cómo los juegos de mesa favorecen las competencias básicas en educación

¿Sirven los juegos de mesa en la educación? ¿Cuales son sus beneficios? ¿O debemos separar el ocio de las obligaciones?


Coincidiendo con la elaboración de las competencias básicas, existe una proliferación de los juegos de mesa que desarrollan las mismas en Europa central desde mediados de la década de los 90.

En relación a las competencias básicas, su origen más inmediato se encuentra en las denominadas competencias clave establecidas por la Unión Europea a finales de la década de los años 90 del siglo pasado. También, en el Informe Delors (“La educación encierra un tesoro”, UNESCO, 1996) y en el Proyecto DeSeCo (“Definición y Selección de Competencias”, OCDE, 1999). En España, aunque la Ley Orgánica de Calidad de la Educación (LOCE, 2002) ya las citaba -sin embargo, ni las definía ni establecía cuáles eran-, su aplicación en el sistema educativo se encuentra en la Ley Orgánica de Educación (LOE, 2006) y en los currículos que la desarrollan.

Los juegos de mesa cuentan con una explosión creativa desde que en 1995 en Alemania, Klaus Teuber diseñase “Los Colonos de Catán”, un juego de estrategia prácticamente independiente del azar y que ha editado millones de copias, situándose como uno de los juegos más vendidos de la historia.

Hoy en día, “Los Colonos de Catán”, además de ser una referencia en el panorama lúdico, y estar considerado como el mejor juego del siglo, se utiliza incluso como criba en entrevistas de trabajo para empresas de nombre internacional en Wall Street (como JPMorgan o Morgan Stanley).

Actualmente, en la web de juegos de mesa más importante del mundo, existe una base de datos de más de 76.000 juegos, los cuales se enfocan cada uno de ellos en unas determinadas mecánicas que favorecen el desarrollo cognitivo y las habilidades de quienes los juegan.

Los proyectos de ludotecas en colegios, clubs, bibliotecas, etc, se llevan a cabo en multitud de países y ciudades.

Los beneficios de los juegos de mesa son múltiples:

·         El juego tiene una función principalmente socializadora.

·         Asegura que el cerebro se halle estimulado y activo, pues motiva y reta al participante a dominar el juego.

·         En todas las edades se juega por puro placer y disfrute y crea una actitud cordial hacia la vida y el aprendizaje.

·         Desarrolla la creatividad, la imaginación y la espontaneidad.

·         Alivia del aburrimiento de otras actividades. A veces incluso aísla al que lo practica del ajetreo del mundo cotidiano.

·         Desarrolla las habilidades lógico-matemáticas, la lectoescritura, el gesto, el ritmo e, incluso, la motricidad fina.

·         Ayuda a lograr confianza en uno mismo.

·         Desarrolla las capacidades afectivas de los niños.

·         Permite ver cómo actúan los demás.

Es por tanto una herramienta más que nos permite ludificar el aula y motivar a los alumnos a mejorar sus competencias de cara a enfrentarse a los contenidos que se imparten en los centros.
Por tanto, podemos usarlos en el propio aula, en actividades extra-escolares (aulas de juegos), en semanas culturales o campeonatos, o que el alumno disponga de ellos como parte de su ocio en casa.
Veremos algunos de ellos en este blog.