Incluso parte de mi grupo de juego estará por allí jugando y bicheando, por lo que espero que todos os lo paséis muy bien.
Para el resto de los mortales que nos hemos quedado lejos de tierras boqueronas, aquí os traigo un poco de metadona lúdica. Esta semana en concreto he jugado a muchos juegos, por lo que he hecho una selección de los cinco que más me apetecía hablar. A ver si te gusta mi elección.
En Castillos del Rey Loco tenemos que ir construyendo un castillo mediante la compra de habitaciones para ir aumentándole el tamaño. La gracia está en que cada habitación tiene sus compatibilidades con unas o con otras, además de que respetar las puertas de acceso a las mismas también te reporta beneficios.
Además de eso, existen unos bonificadores que cambian en cada partida, y unos objetivos secretos que le dan mucha más rejugabilidad y chicha al juego.
Era evidente que este juego me iba a gustar, pero suelo manejar con cautela el hype antes de jugar juegos de moda para luego no llevarme decepciones con juegos que incluso pueden ser buenos pero haber sufrido un batacazo por culpa de las expectativas. Con este en cambio la sorpresa ha sido al contrario, y me ha parecido un juego muy divertido, ágil, original y rápido. Muy bueno. Espero que entre en mi ludoteca para poder reseñarlo más a fondo, porque merece la pena.
No he jugado nunca a Magic, pero si tú sí lo has hecho, éste lo disfrutaras enormemente ya que parece ser que las mecánicas son muy parecidas (en cierta ocasión me dijeron que los mejores juegos de cartas los diseñan jugadores de Magic).
El juego además guarda esa seña de identidad de Star Realms al ser muy barato, y que con un mazo de cartas en una caja muy transportable, resuelve toda la diversión. Además se dan esos combos bestiales que se daban en el de las naves espaciales por lo que es fácil enganchar varias partidas.
A nivel personal, anduve bastante perdido toda la partida porque las reglas fueron explicadas por un jugador de Magic a varios jugadores de Magic (y yo allí en medio), y por tanto no me enteré de mucho, pero al final es sencillo coger la dinámica. Eso sí, el factor suerte está muy presente... con deciros que gané...
En él, encarnamos a un clan vikingo que tiene que ir con su barco vendiendo mercancías por toda Europa, saqueando y colonizando tierras. En función de unos objetivos públicos iremos tirando por un lado u otro.
Las batallas se resuelven con dados, por lo que el azar está también muy presente (y tanto, que los dados se cebaron conmigo).
Con una mecánica de puntos de acción a gastar podemos ir navegando y haciendo tareas siempre respetando los puntos de acción que permite navegar cada uno de los mares en función de las condiciones meteorológicas.
Por último, una de las acciones que se puede hacer, es robar cartas de runas, las cuales te dan habilidades especiales que es donde suele estar el punto de confrontación con otros jugadores (a mi me quitaron alguna de mis colonias así). Estas jugarretas además están a la orden del día, sobre todo si, como nosotros, lo juegas a 5 jugadores.
En definitiva un euro con interacción, y con un tema bastante bien traído dentro de lo que cabe.
En esta ocasión lo jugamos a tres, y tratamos de organizarnos desde el principio especializándonos en ciertas tareas cada uno.
Una cosa que le veo a este juego es que el hecho de comer está sobrevalorado. A los que venimos de otros juegos como Agrícola, cuando nos dicen que una opción es comer, nos lo tomamos como algo vital. Sin embargo aquí siempre veo que compensa más construir un buen refugio que buscar comida, aunque claro está que descansar consume acción y comer no... cuestión de maneras de jugar.
Yo en esta partida fui el cazador, así que no pare de irme de expedición, aún cuando las fuerzas me fallaban en muchas ocasiones.
En cambio Falconete, que era el pescador, y su hermano que era el cocinero, hicieron más labor de campamento, y conseguimos un buen refugio y equipamiento importante que reportó en la salud del grupo.
Sin embargo, debido a acontecimientos de la isla, que no voy a contar por no spoilear, el juego se resolvió conmigo sin poder salir de la isla, y con muchas, muchísimas secuelas, y estos dos avistando y avisando un barco para poder abandonar el paraíso maldito.
En resumen, nos gusta este juego.
Primero tengo que decir, y ya lo he mencionado alguna vez, que este juego es mi caballo de batalla en las explicaciones. Siempre me dejo algo por detrás.
En esta ocasión se me dio bastante bien, y tanto Wailan como nuestra otra compañera lúdica habitual (a la que aún no he sido capaz de ponerle mote para el blog, pero que llevamos jugando juntos casi desde el principio de estas reseñas semanales), pudieron jugar casi sin problemas. De hecho, desde el primer momento me dejaron muy atrás, por lo que se ve que asimilaron bien las mecánicas.
La gracia de la partida del otro día es que Wailan y yo tomamos dos estrategias muy diferentes entre sí. Mientras él se hacía con una flota enorme de piraguas y balsas que ni Costa Cruceros, y siempre yendo más cargado que una burra, yo opté por ir con el equipamiento básico y siempre bajo mínimos, para no obtener penalizaciones a la hora de acampar.
El resultado final es que Wailan acampó más allá de Fort Clapton poco antes de que pudiera hacerlo yo, por lo que la partida al final resultó más igualada de lo esperado.
Nuestra compañera en cambio se perdió en la montaña y no fue capaz de atravesar Las Rocosas con todo su campamento.
Éste es quizás uno de los juegos más dificiles que tengo en mi ludoteca, y siempre exprime el cerebro de quien lo juega, ademas de ser también uno de los más bonitos de mi colección.
Y aquí terminamos de momento.
Los de Zona Lúdica, disfrutad.
El resto de los mortales, disfrutad también y decidme que os parecen las novedades que he traído. ¿Habéis probado alguna? ¿Os llaman la atención?.
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