¡Pingüinos! ¡¿A quién no le gustan los pingüinos?! Pues eso
es lo bueno de este juego, ya que aun tratándose de un juego totalmente
abstracto, lo han disfrazado con unos muñecos de pingüinos que llaman la
atención de los alumnos.
Competencias que desarrolla
|
o
Visión
espacial.
o
Pensamiento
abstracto.
o
Interacción
con el mundo físico.
o
Competencia
matemática
o
Competencia
artística
o
Las
propias de los juegos de mesa
|
En cierta ocasión me preguntaron que por qué no usaba el Tangram para los ejercicios de desarrollo de visión espacial. Realmente este juego es muy recomendable para este fin, salvo por un matiz, es un juego tremendamente abstracto, y unas figuras de colores (también las hay de piezas todas negras) para los alumnos de secundaria, pues no parecen ser tan apetecibles. (Aunque hay algunos parecidos que… ya hablaremos, ya…).
Sin embargo, con ¡Pingüinos! la cosa varía.
El juego consta de 60 losetas hexagonales, con entre uno y
tres peces dibujados en ellas. Además tenemos 4 pingüinos de 4 colores, pero
necesitaremos una cantidad u otra en función del número de jugadores siendo 4 pingüinos
cada uno en el caso de 2 jugadores, 3 si somos 3 o 2 si somos 4…
La preparación es muy sencilla, colocamos las losetas
hexagonales en 8 filas, siendo estas de 7 u 8 losetas. Da igual donde van
cayendo los peces, pero intenta que no estén apelotonados todas las losetas de
3 en una misma zona.
A continuación, por orden, los jugadores colocan sus pingüinos
uno a uno en las losetas, y ya estamos listos para empezar a jugar.
Cada jugador en su turno debe elegir uno de sus pingüinos, y
moverlo en línea recta siempre de manera perpendicular al lado del hexágono.
Puedes moverlo tantas losetas como quiera siempre y cuando:
- No atraviese en el movimiento ningún otro pingüino.
- No atraviese ningún espacio vacío.
El pingüino rojo, si opta por mover a lo largo de esa dirección, no puede pasar por el hueco que ha quedado y no puede atravesar al pingüino azul.
Una vez realizado el movimiento, el jugador toma la loseta desde donde partió su ficha, y la guarda hasta el final de la partida. Así el hielo se va derritiendo y va desapareciendo el casquete.
Al final de la partida se cuentan los peces y gana quien más
tenga.
Así de sencillo, pero muy útil para desarrollar la visión
espacial. Saber ver cómo bloquear los movimientos de tu rival a partir de tus
propios movimientos siendo consciente de que vas dejando huecos a tu paso, hace
al alumno pensar de manera muy abstracta, por lo que es otra buena competencia
básica desarrollada aquí.
El jugador amarillo ha conseguido dejar aislado en un pequeño casquete al jugador rojo, ya que en el momento que levante su pingüino, deberá coger la única loseta que hace que permanezca unida esa porción de hielo.
La transversalidad con ciencias naturales es más que evidente, pero además de esto, es sumamente destacable la capacidad de concienciación que puede llegar a tener este juego, como parte de la explicación del cambio climático y el deshielo que ello provoca.
Niños, no intentéis esto en casa.
Que se note que habéis estudiado física.
LO MEJOR:
Es un juego realmente barato, y que puede hacer
jugar hasta 4 jugadores, por lo que es muy recomendable para campeonatos
en semanas culturales. Contacté en su día con EDGE, editorial del juego en
España, y coincidía conmigo en este hecho (aunque tengo que reconocer que me
recomendaron otro realmente divertido que aunque no he jugado, estoy desando
hacerlo, no sé si llegará a leer esto Ignacio de EDGE).
LO PEOR:
sin duda alguna, el set up del principio de la
partida. Aunque en nuestro caso, también forma parte del desarrollo de la
visión espacial.
Por todo esto lo voy a valorar como de los mejores juegos para usar en el aula, y sobre todo en campeonatos, y para desarrollar las competencias de los alumnos en dibujo, puntuándolo con 4 sobre 4 (estando el último punto reservado a juegos con especial interés para las competencias básicas relacionadas con el dibujo).
Postdata: no me digáis que no se apetece este juego ahora en verano con un vaso de gazpacho al lado.
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